Relatos de Mariano Gistaín, ilustrados por Lina Vila
Hacíamos experimentos con estudiantes. Todo era legal, habían firmado contratos, etc. Cuando algo fallaba yo debía entregar las cenizas a la familia. Ayer llegué muy pronto al laboratorio y vi que el cuerpo tenía cabeza de ratón. Aún parpadeaba al meterlo en el horno. [Para leer el resto de los "Microcruentos", pincha aquí.]
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